Paseos por nuestros pueblos

ANGLÈS

Situado entre Montagne Noire y Plateau du Somail, aquel pequeño pueblo cuyo origen se remonta al siglo XIII, tenía el nombre de « Castrum de Angulis » por la forma rectangular de su recinto. En la Edad Media, protegido por su aislamiento, el pueblo no sufre los enfrentamientos de las Cruzadas Albigenses. Más tarde, por ser en su mayoría protestante, las guerras de religión del siglo XVI afectaron a la vida de la población. Sin embargo, las hostilidades se apaciguaron hasta la revocación de Edicto de Nantes. Luego asistimos al periodo del “Desierto Protestante” cuando los Hugonotes (protestantes franceses) van huyendo e emigrando.

El pueblo de Anglès conoce su apogeo económico y demográfico en el siglo XIX, antes que la 1ra Guerra Mundial diezme la población. A pesar de sus numerosos trastornos históricos, Anglès sigue siendo un pueblo rural típico del Haut Languedoc donde es agradable vivir, por sus varias ventajas culturales y naturales, como el pasaje de la Vía Arles, los lagos de la Raviège y los St Peyres que ofrecen ocios simples y en familia, ¡muchas caminatas y naturaleza en estado puro!

No te pierdas: el templo protestante, la iglesia, la puerta del Midi, la caminata del Plateau d’Anglès, el lago de los St Peyres.

BARRE

Pequeño municipio del Tarn ubicado en la frontera con Aveyron, el origen etimológico del pueblo vendría del galo “bar” que significa “cumbre”. Con sus 930m de altitud, Barre es el municipio más alto de la provincia Tarn y esa ubicación geográfica privilegiada hará de Barre el “castrum barrum” para defender la ruta que separa el Rouergue, enemigo de los Romanos, con la Narbonense.

 

Barre, pueblito rural edificado en piedra, frente al Midi protegido del viento del Norte, se compone de callejuelas estrechas llamadas los “carrieïros” (calles que dejan transitar a los carruajes), que ahora se animan cada penúltimo lunes del mes de agosto, con la tradicional “buffatière” o baile del fuelle. Este baile folclórico medieval típico del Languedoc reúne a los habitantes vestidos de blanco echando harina a los espectadores con sus fuelles. ¡Esa tradición tendría como objetivo alejar los demonios! Hoy en día, Barre vive en mayoría del ganado, principalmente el de la oveja “raza Lacaune” muy extendido en la región porque su leche es utilizada para la fabricación del queso Roquefort, pero también, más insólito, de la producción de patatas fritas artesanales cuya factoría sigue en activo a día de hoy.

No te pierdas: el sendero Mont Barre (6 km)  y su panorama (tabla de orientación), el plano de agua de Dévès, la iglesia del siglo XV, la fuente de Gassot, los dinteles de puertas de arenisca.

BERLATS

Encajonado a 500m de altitud en medio de los Montes de Lacaune, el pueblito de Berlats ofrece paisaje verdes y  arbolados regados por varios arroyos.

Antaño, existían dos molinos de grano que contribuyeron al crecimiento del pueblo en el siglo XVII y también al de unas pocas familias, como los Calvayrac, quienes forjaron su fortuna gracias al comercio del grano. Pero en aquel periodo Berlats ya era famoso por su castillo del siglo XIII, transformado en casa señorial en el siglo XVII, y sus famosas cuadras con prestigiosos sementales, las únicas en el Tarn. Atraían a numerosos dueños de yeguas que venían de toda la región para las montas exitosas y a veces costosas. Este sitio sigue existiendo pero es propiedad privada.

Berlats debe su singularidad a sus bosques de los cuales se extraía el carbón de leña consumido en las aldeas y fincas de la zona pero también en esas “jasses”, refugios de los pastores de piedra seca, que siguieron construyendo hasta inicios del siglo XX. Y que todavía se pueden observar dando una vuelta por el bosque o la pradera.

 

No te pierdas: la caminata del Puech dels Carbonièsl el centro de vacaciones “Berlats Accueil” que propone muchas actividades en plena naturaleza y alojamiento.

CAMBON ET SALVERGUES

Ubicado en el punto culminante de la comarca Herault, entre 900m y 1150m, en medio del macizo de Espinouse, Cambon-et-Salvergues fue fundado en 1869, pero las estatuas-menhir o la Via Romana son los testigos de la presencia del Hombre en tiempos remotos.

 

De hecho, es el Señor galorromano SALVIUS quien dió su nombre a la comarca de SALVERGUES. Antiguo punto de convergencia de los caminos de Santiago de Compostela por la Via Tolosana, dichos caminos contribuyeron sin duda al crecimiento del pueblo en la Edad Media. En esa misma época fue erigida la Iglesia St Pierre de l’Espinouse, desafortunadamente destruída en el siglo XIX. Nacieron las Iglesias de Salvergues y Cambon, y la capilla St Martin du Froid, construida sobre una antigua tumba visigoda que a lo largo del tiempo se convirtió en el símbolo de los Montes de Espinouse. El siglo XIX fue una época floreciente para la agricultura; existían muchas granjas, la leche se procesaba en la quesería del pueblo y el grano molido en el molino de agua.

Hoy en día, Cambon es conocido por la belleza de sus paisajes y su dulzura de vivir. Remanso de paz para los turistas, Cambon posee muchas posibilidades de alojamientos para acoger a todos los enamorados del senderismo y a las familias en búsqueda de simplicidad y tranquilidad.

No te pierdas: Estatua-menhir de Salverguettes, Iglesia de Saint-Pierre-de-l’Espinouse, Iglesia de Salvergues, Capilla Saint-Martin du Froid (peregrinaje en agosto), taller pedagógico sobre la energía eólica.

CASTANET LE HAUT

Castanet-le-Haut se ubica entre 435m y 1124 m, en la frontera con las dos provincias de Aveyron y Tarn. Las huellas de un campamento romano, situado en Plo des Brus, y las tumbas visigodas dan testimonio de la presencia humana en sus cuestas escarpadas en tiempos remotos. Castanet siempre ha estado fuertemente marcada por su geografía. Se encuentra en parte en el macizo granítico de Espinouse, mientras la otra parte está formada por una meseta de piedra caliza bordeada por los escarpados acantilados de Orques. Aquí es donde se encuentra la cresta que determina las cuencas hidrográficas. El Prat de Cèbe, donde nace el Mare, está en el lado mediterráneo, mientras que la parte alta del pueblo, hacia Espinouse, está en el vertiente oceánico. ¡Es gracias a esta peculiaridad geográfica que nuestra región cuenta con tanta variedad de vegetación y climas!

Las aldeas colagadas en las laderas de la montaña dependían en gran mayoría del cultivo de castaños, que es el origen del nombre del pueblo. Hoy en día, Castanet sigue siendo uno de los parques de aventura favoritos de escaladores, senderistas, aventureros y amantes de la naturaleza
 

No te pierdas: La Capilla Sainte Eutrope del siglo XIV (peregrinaje cada 30 de abril), el molino de Nougayrol (siglo XVIII), los acantilados de Orques, la Cruz de Mounis (tabla de orientación), Notre Dame de Castanet (siglo XVII).

ESCROUX

Enclavado en el verde y arbolado valle de Gijou, Escroux, antiguamente Lacapelle d’Escroux, está atravesado por el río Giroussel que desciende de norte a sur por las laderas de este pueblo con relieve accidentado antes de encontrarse en el Gijou, poco antes del pueblo de Viane.

 

Como la mayoría de los municipios del Tarn en nuestras montañas, Escroux se vio afectada por las guerras de religión. La noble familia de Bayne que reinaba sobre el pueblo se convirtió a la nueva religión protestante y resistió valientemente a las tropas católicas del Príncipe de Condé. Cuenta la tradición oral que este último se instaló en el castillo de Escroux, abandonado temporalmente por su propietario que había ido a echar una mano al duque de Rohan, a la cabeza de las tropas protestantes, atrincheradas en el castillo de Viane, y que resistió victoriosamente a Condé, ¡obligándole a levantar el asedio! El edificio más antiguo de Escroux es la iglesia de San Pedro. Mencionado en el siglo XV, acogió los cultos católicos de Escroux, Roqueferre pero también Senaux, hasta entonces sin iglesia. La iglesia destaca por su púlpito, obra del famoso escultor Pierre Paul Laclau, pero también por su campanario en forma de cúpula que contiene dos campanas, y una tercera colocada en el exterior, en la parte alta del campanario.

No te pierdas: la Iglesia Saint Pierre y su púlpito de madera tallada, obra del ebanista PP Laclau.

ESPERAUSSES

Encantador pueblecito enclavado entre los montes de Lacaune y Sidobre, Esperausses toma su nombre del romano esperansa que significa «esperanza». Un bonito nombre lleno de poesía para un pueblo que ha conocido muchos eventos históricos.

 

Desde la Edad Media, Esperausses formó parte del señorío de Castres perteneciente al conde de Toulouse, uno de los grandes vasallos del Rey de Francia. Pero la situación cambia durante la cruzada contra los Albigenses (Cátaros) y la derrota del conde frente a Luis IX que cede el señorío de Castres al cruel sobrino de Simón de Montfort. En el siglo XV, la Guerra de los Cien Años devastó el reino de Francia. Afortunadamente, las montañas quedan menos expuestas que las llanuras. Esperausses se verá afectado, como la mayoría de sus vecinos, por las guerras de religión en el siglo siguiente. El protestantismo se arraigó muy pronto en el pueblo y la Reforma fue adoptada por las pocas familias nobles de Esperausses; cuenta la leyenda que el mariscal Thémines, a la cabeza de las tropas católicas, prendió fuego a Esperausses antes de entrar en Viane donde las tropas protestantes ya se habían retirado. Solo el Castillo de la Barbacane ha sobrevivido y fue restaurado en el siglo XVII.

Hoy en día, el pueblo de Esperausses atrae por entorno priviliegiado en las puertas del Sidobre, con su encanto pintoresco y su quietud incomparable.

 

No te pierdas: Castillo del siglo XVI (privado) colgado de lo alto del peñón de la Barbacane, el templo protestante, la Iglesia ND de la Navivité, las plazuelas y fuentes, los dos parquecitos arbololados.

FRAISSE SUR AGOUT

Encantador pueblo de montaña típico del Haut Languedoc enclavado a 780 metros sobre el nivel del mar y atravesado por las aguas cristalinas del Agout, Fraïsse-sur-Agout encuentra sus orígenes en la Alta Edad Media como lo demuestra la cruz de Saint-Jean, cuna del pueblo, la ubicación la primera iglesia, destruida en el siglo XVI por las Guerras de Religión. Muchas civilizaciones se sucedieron en estas tierras, desde los celtas hasta los bárbaros, pasando por los galos y los visigodos, conformando así la riqueza de su historia y su patrimonio, y desde donde muchos lugares toman su significado, en particular el nombre del pueblo, que significa «fresno». Después del turbulento episodio medieval, no fue hasta el siglo XVI que se estableció una especie de vida comunitaria y se comenzó a organizar la vida del pueblo. En el siglo XIX, las tiendas florecieron y la vida estaba en pleno apogeo, antes de que la Gran Guerra diezmara sensiblemente la población, como en muchas comunidades rurales.

Hoy en día la vida de los habitantes es tranquila, viven al ritmo de los gritos de los alumnos de la escuela primaria del centro del pueblo, sus albergues acogen turistas y senderistas. De las callejuelas domina un dulce olor floral debido a la presencia de una multitud de especias florales, especialmente el de la gran colección de rosales que participan al embellecimiento del pueblo y que lo hace tan singular. Es el único pueblo clasificado “4 flores” en los Villages Fleuris (Pueblos floridos) en Hérault.

Descubrir el pueblo a su ritmo : «le circuit fleuri»

No te pierdas: el taller pedagógico “madera energía”, el color pajizo de Prat Alaric, el circuito de pescha turístico, la isla sobre Agoût y sus máquinas de agua (de mayo a octubre), el sentier Prévert (5km), la haya milenio.

GIJOUNET

En la hondonada del valle de Gijou, rodeada de bosques y prados regados por una multitud de manantiales y arroyos, el pequeño pueblo de Gijounet encuentra su origen en el siglo X, en aquel entonces gobernado por dos grandes señoríos hasta el siglo XII. Posteriormente, se nombraron dos cónsules cada año que se encargaron de la vida administrativa del pueblo, hasta el momento de su anexión al municipio de Viane durante la Revolución Francesa. Gijounet es conocida por sus «pesquiers», depósitos de agua artificiales que permitían el riego de las laderas de los valles y prados cultivados. ¡Se han descubierto y catalogado más de sesenta, en buenas condiciones para edificios de más de 200 años! Otra curiosidad de esta localidad, la encontramos en la iglesia de Notre Dame construida en 1872, cuyo campanario, terminado en 1890, tiene una campana de bronce con la fecha de 1655 que vendría del castillo de Grandval, hoy parcialmente sumergido en el lago de Razisse en el Tarn.

A día de hoy, ubicada entre Lacaune y Viane, en el antiguo camino del ferrocaril del Trenecito (Petit Train), apostada sobre la ladera del monte, Gijounet es apreciada por el verde de sus paisajes, su tranquilidad y dulzura de vivir al ritmo de la naturaleza.

No te pierdas: Sus casas de los siglos XVI y XVII, la tabla de orientación de Roquenière, la Vía Verde del Trenecito (Petit Train) a través de tuneles y viaductos, el sendero de Malfayère (9 km).

LACAUNE LES BAINS

La ciudad de Lacaune tiene un rico patrimonio histórico y cultural debido a la sucesión de períodos históricos en los que la ciudad tuvo una importancia significativa. El nombre LACAUNE proviene del latín «Cauna» que significa «cueva».

La presencia de muchos megalitos que se habrían erigido hace más de 4000 años en los comienzos de la Edad del Bronce testifican de la presencia del Hombre durante milenios en nuestras regiones. La región de Lacaune tiene la mayor concentración de estatuas-menhires de Europa. La historia de Lacaune vive su periodo de máximo esplendor en la Edad Media. Principalmente por cuestiones religiosas que dominarán estos períodos de las Cruzadas, la Guerra de los Cien Años, los enfrentamientos entre hugonotes (protestantes franceses) y católicos. En el siglo XVIII es la increíble historia del «Niño Salvaje» que sacude a los habitantes, un niño autista encontrado en 1798 por un grupo de campesinos en los bosques del Bassine, cuya historia inspiró la famosa película de François Truffaut.

En el siglo XIX, la llegada del ferrocarril sacará la ciudad de su aislamiento con la línea Castres-Lacaune-Murat. El turismo también experimentará un auge sin precedentes, gracias a la inauguración de un balneario en 1874 que alcanzó su apogeo en la década de 1890. Fue también en esta época cuando apareció la salazón. Los climas oceánicos, mediterráneos y montañosos favorables a la existencia de esta actividad artesanal, que todavía proporciona reputación a la ciudad y sigue siendo uno de sus principales  motores económicos.

Hoy en día Lacaune atrae a los visitantes gracias a su gastronomía, y por supuesto por su jamón IGP (Identificación Geográfica Protegida) pero también a los que aman la naturaleza y buscan una vuelta a los orígenes gracias a sus numerosas caminatas y su Centre de bien être (centro de bienestar) que ofrece un momento de tranquilidad incomparable.

Descubrir el pueblo a su ritmo: le circuit des fontaines

No te pierdas: La Maison de la Charcuterie (Casa de la Carnicería) et la Filature Ramond (Hilandería) de junio a septiembre, el museo del Vieux Lacaune, la plaza del Griffoul y su fontaine des pisseurs (fuente de los meones), el sendero del Roc de Montalet, la Pierre Plantée (estatua menhir más grande de Europa), la Vía Verde del Trenecito, l’Espace des Sources Chaudes, el sendero del Enfant Sauvage (Niño Salvaje) de abril a octubre, el parque el castillo de Calmels.

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